Son muy pocos los detractores de Beyoncé, que es considerada por la mayoría de la población como la reina de la música pop actual. Ese trono lo reivindica en Homecoming, la película documental que ha estrenado hoy en Netflix y donde ha revelado el lado más humano de su personaje mediático a través de su actuación en Coachella el pasado año. El filme ha sido dirigido por la propia artista y se describe como una visión íntima y en profundidad del concierto en el que se revela el emocionante camino desde el concepto creativo hasta llegar al movimiento cultural. En el mismo día ha publicado también, por sorpresa, un álbum con 36 canciones interpretadas en directo. Sin embargo, no ha sido lo único: la cantante cuenta en primera persona durante esta película de más de dos horas las dificultades que atravesó en su segundo embarazo.
Beyoncé explica que sufrió preeclampsia durante el embarazo de los mellizos Sir y Rumi y que fue especialmente complicado. Esta enfermedad es un tipo de alta presión arterial que algunas mujeres tienen después de la semana 20 de embarazo o después de dar a luz, y otros personajes públicos como, por ejemplo, Kim Kardashian, lo han sufrido. "Mi cuerpo superó más de lo que pensaba que podría aguantar", admitió la cantante.
Beyoncé supo que estaba embarazada al final de 2016, cuando ya había confirmado que sería una de las actuaciones principales de Coachella en abril del 2017. "Me quedé embarazada de manera inesperada", explica. "Acabaron siendo mellizos así que fue mucho más sorprendente". Cuando dio a luz en junio pesaba 98 kilos, reveló la cantante, explicando que no fue un parto fácil: "En mi vientre, uno de los bebés perdió el latido más de una vez, así que tuve que hacerme una cesarea de urgencia".
"Tuve que reconstruir mi cuerpo de los músculos rotos", confiesa Beyoncé en su película, admitiendo que no fue fácil para ella volver a estar al 100% para el concierto de Coachella menos de un año después. "Me costó bastante volver a sentirme a gusto y mostrar mi personalidad", revela. "Al principio tenía muchos espasmos musculares y, por dentro, mi cuerpo no se sentía conectado. Mi mente no estaba ahí, quería estar con mis hijos", añade con emoción. "Lo que la gente no ve es el sacrificio".
