Dieta vegetariana y vegana: ¿es saludable para nuestros hijos?

Cada vez son más las personas que se suman a este estilo de vida (a priori) saludable, pero a la hora de elegirla para los más pequeños se nos plantean muchas dudas

Por Blanca García-Orea, dietista y nutricionista

En los últimos años, se está produciendo en la sociedad un importante crecimiento del porcentaje de personas y familias que deciden seguir una forma de vida de acuerdo con criterios personales, éticos o medioambientales que afectan a la forma en la que nos alimentamos. Así, la elección del vegetarianismo o veganismo nos lleva a dos estilos de vida que cada vez engloban a más gente y, entonces, aparece la polémica sobre si esta decisión tomada por los adultos puede extenderse a los niños que, al fin y al cabo, forman parte de esas familias, sin que suponga un riesgo para su salud.

Nutricionalmente hablando, una persona vegetariana es la que decide abstenerse de comer carne, pescado, marisco y todos sus derivados, pudiendo incluir o no en su dieta derivados animales como lácteos y/o huevos. Las personas veganas, por su parte, no incluyen ningún alimento de origen animal (ni siquiera derivados, sin excepción). Sabiendo a qué grupos de alimentos se limitan estas personas, una de las discusiones que se pueden presentar a nivel social e, incluso, para los profesionales sanitarios, es si estas dietas garantizan una alimentación saludable para los niños en todas sus etapas de crecimiento.

¿Qué dicen los médicos?

La Academia Americana de Nutrición –la más importante del mundo, que agrupa a más de cien mil profesionales- señalaba ya en 2003 que “las dietas vegetarianas adecuadamente planificadas, incluidas las dietas estrictas, son saludables y adecuadas desde el punto de vista nutricional, pudiendo proporcionar beneficios en la prevención y tratamiento de ciertas enfermedades. Las dietas vegetarianas bien planificadas son, además, apropiadas para todas las etapas del ciclo vital, incluidos el embarazo, la lactancia, la infancia y adolescencia, así como para los deportistas”. Una afirmación que fue ratificada en el año 2009 y a la que se sumaron muchas asociaciones de dietistas y nutricionistas del Sistema de Salud Británico, Canadá, Australia y algunos países nórdicos. En España, por su parte, la Asociación Española de Dietistas-Nutricionistas publicó un año después, en su revista oficial, el documento traducido del inglés por su importancia.

Es cierto que ser vegetariano o vegano, de entrada, no es sinónimo de salud y puede llegar a tener los mismos problemas que los que no lo son, como un exceso de azúcar, de alimentos altamente procesados o de grasas de mala calidad, pero eliminamos estos factores y hablamos de dietas bien planificadas, atendiendo siempre a las necesidades personales, sí se pueden reducir algunos riesgos existentes en la población en general. Por tanto, ¿por qué no elegirla para nuestros hijos?

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Qué tengo que tener en cuenta si decido iniciar a mi hijo en el vegetarianismo o veganismo

Las pautas de una alimentación en general saludable deben ser muy similares en todas las dietas, ya sean vegetarianas, veganas o de cualquier otro tipo: dar preferencia en el plato a las verduras, hortalizas, frutas, cereales integrales, proteínas (de origen animal o vegetal, como en este caso) y fomentar el consumo de grasas buenas.

En definitiva, lo importante es planificar bien la dieta, sin que falten proteínas, calcio, hierro ni ninguno de los nutrientes indispensables. Por eso, es imprescindible suplementar la vitamina B12 en el caso de los vegetarianos (incluso aquellos que consuman huevos y lácteos) y veganos, ya que no se encuentra en las fuentes de alimentación vegetal. Esta carencia se solventa de forma muy sencilla con una suplementación de esta vitamina, por lo que cualquier niño vegano o vegetariano, con una dieta bien planificada, no tendrá carencias alimentarias y disfrutará de una dieta saludable.

Recuerda siempre que si existe alguna duda sobre cómo aportar todos los nutrientes o existe alguna condición especial en cualquier persona (ya sea un embarazo, el periodo de lactancia o aquellas personas deportistas, por ejemplo), se requerirá una planificación más específica, siendo recomendable consultar a los profesionales.