Estos son los cinco errores que quizás estás cometiendo con tus croquetas

Y no puedes permitírtelo, porque seguramente estás haciendo honor a la receta de tu abuela y, por nada del mundo, querrás dejarla en mal lugar

Por Marta Romero

Las croquetas, aunque tienen en realidad origen francés, son una de las recetas más queridas e instauradas de nuestra cocina más tradicional. A quién le digas que no son nuestras, no te cree. Es más, es en España donde más fácilmente puedes encontrarlas en un restaurante, porque las hacemos tan bien y tan ricas que hasta las catalogamos como producto gourmet. Eso sí, todos diremos siempre que, las mejores, las que hacen nuestras madres y abuelas. Y es cierto. Porque nadie consigue que nos sepan tanto a infancia y a familia como ellas. Por eso, si tienes su receta y no quieres arruinarla, ten en cuenta estos consejos, porque quizás estés cometiendo errores que te impiden llegar a ese punto de perfección que buscas.

Las croquetas son a priori una elaboración sencilla, hechas de salsa bechamel -más o menos líquida, depende de gustos- a la que se le añaden todo tipo de ingredientes. Es aquí donde radica también la diferencia entre unas y otras, la creatividad y lo que llamamos la cocina de aprovechamiento (las croquetas son perfectas para esto último). Se pasan por huevo, un poco de harina o pan rallado y se fríen, aunque los hay que también dejan que se hagan en el horno, para intentar que sean un poco más saludables. Un paso a paso que todos tenemos claro, pero que pueden llevarnos a cometer errores que vamos a contarte, para que a ti no te pase.

No calcular bien los ingredientes

Las croquetas son, prácticamente, su base. Por eso, una buena bechamel es clave para conseguir unas croquetas perfectas. Por eso, la masa debe ser lo bastante cremosa, pero sin llegar a ser demasiado líquida o demasiado consistente, pues nos quedarán auténticas piedras. Para evitarlo, tienes que calcular bien los ingredientes y optar por rellenos de calidad siguiendo esta regla: 50 gramos de harina, 50 gramos de mantequilla y 400 ml de leche. Y, lo más importante, mientras vas haciéndola, no dejar de remover. En cuanto al relleno, puedes ser generoso.

El tamaño de las croquetas sí que importa

Es importante que tus croquetas sean lo más iguales posibles en cuanto a su tamaño, no porque vayan a quedar más bonitas (que también), sino porque a la hora de cocinarlas, evitarás que unas se hagan más que otras. Un buen truco es utilizar una manga pastelera o una cuchara para coger la misma cantidad y darles forma.

El tipo de empanado de las croquetas

Nada de excesos con la harina o el pan rallado. Es más, nuestra recomendación es que, si te tienes que quedar con alguno de estos productos, optes siempre por el segundo. Ahora, si lo que buscas es una croqueta realmente crujiente, lo mejor es el panko, una especie de pan rallado japonés con un grano un poco más grueso que absorbe mucho menos aceite, pero que a su vez las hace más gorditas.

El tiempo de reposo de la masa es esencial

Preparar las croquetas el mismo día que se van a cocinar o no dejar que la masa repose, al menos, doce horas es un error que puedes evitar. Y es que, como para todo lo que tiene que ver con la cocina, las prisas no son buenas. Organízate e intenta crear la masa siempre medio día antes, para que repose tranquilamente en el frigorífico.

La temperatura para freírlas

Por último, ten en cuenta dos cosas a la hora de freírlas: ni vale cualquier aceite ni vale cualquier temperatura. Con respecto a lo primero, el aceite de oliva suave es siempre la mejor elección, porque no aporta sabor pero sigue manteniendo su calidad. Pon una cantidad aproximada de tres dedos, para no tener que darles la vuelta y conseguir que se cocinen de manera homogénea. Si hablamos de temperatura, lo ideal es alcanzar unos 180 ºC y que no caigan durante todo el cocinado. Para ello, empieza con un fuego fuerte, pero no lo bajes de golpe, sino poco a poco, y cocinando, como mucho, en tandas de diez croquetas.

Si sigues estos consejos, tus croquetas quedarán cremosas por dentro y crujientes por fuera. No fallarás. Al igual que si empiezas con estas recetas que te damos a continuación, desde las más clásicas hasta otras que cambian su relleno, su masa o se acompañan de una deliciosa salsa. Pincha en la imagen o en el enlace de abajo, pruébalas todas y dinos con cuál te quedas.

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