Si Marie Kondo no te funciona, descubre el método 20/10 para tener tu casa limpia y ordenada

No todo se reduce al sistema de Kondo, existen otros métodos que te ayudan a mantener tu casa en orden y que puede que se adapten mejor a tu estilo de vida, a tu hogar y a tus necesidades.

Por Cristina Soria

No queda lugar a dudas: la japonesa Marie Kondo ha revolucionado el modo en que muchos hogares organizan su ropa, papeles o libros. El reciente estreno de una serie documental en Netflix, en la que desarrolla con minuciosidad su método y nos invita a aplicarlo en nuestras propias casas, ha generado un gran revuelo entre devotos convencidos y escépticos del orden excesivo que no conciben la vida sin cierto caos (ni con menos de 30 libros). 

Sin embargo otros métodos aportan también un enfoque muy útil para mantener tu casa a punto. Es el caso de la regla del 20/10, un método propuesto por Rachel Hoffman que promete ayudarte a acabar con el desorden en casa. Está dirigido a todas aquellas personas a las que se les hace cuesta arriba el momento de tener que limpiar porque, para qué negarlo, hacerlo es realmente aburrido. 

La intención es que evites darte “atracones” de limpieza, que no ayudan a crear hábitos y son insostenibles, y que en su lugar generes una relación más eficaz y saludable con tu hogar, limpiando 20 minutos y descansando 10. En su libro Unf*ck your habitat , Hoffman nos ofrece, además, diez consejos para que tengas tu casa siempre a punto.

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Saca fotos antes de empezar y al terminar

Estas fotos son más importantes de lo que podría parecer. Por un lado son la prueba evidente de que el esfuerzo a merecido la pena. Además, te pueden ayudar a ver qué tipo de desorden podrías evitar la próxima vez o si crees que hay algo que aún se podría mejorar.

Haz la cama todos los días

Libera a tus sábanas de polvo y ácaros sacudiendo bien las sábanas mientras haces la cama. Verla hecha te hará sentir bien sin ninguna duda, y el dormitorio parecerá menos desordenado. Y, por supuesto, hará más placentero el momento de dormir introducirte en una cama que esté bien hecha.

Ventila la casa

No necesitas más de cinco minutos, pero es fundamental para renovar el aire y para hacer desaparecer el posible olor a humedad que se acumula en las casas. Hacerlo es imprescindible para tu salud y la de tu hogar.

Friega los platos

Pero no cuando haya una pila de platos en el fregadero, sino al terminar cada comida. Sabemos que es lo que menos apetece hacer tras comer, pero es un pequeño esfuerzo que elimina olores, calma tu mente al ver la cocina en orden, y te ahorra mucho trabajo después, cuando ya no sabes ni dónde poner los platos sucios.

La nevera ha de estar limpia

No hay tregua para los alimentos caducados o que huelan mal, han de abandonar de inmediato tu nevera. Mantén limpios los cajones y estantes usando un trapo húmedo, y ordena el interior procurando tener siempre accesibles los alimentos que más uses.

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Comienza limpiando la estancia más grande

También puede ser la que te dé más pereza. Cuando la hayas terminado sentirás que puedes con todo lo demás. Cuando limpies cualquier zona, asegúrate de que todo queda colocado en su sitio y no donde no lo corresponde.

Limpia de arriba a abajo 

Si tu casa tiene dos plantas empieza por la de arriba y en los armarios empieza siempre por el estante más alto. Esto mismo hay que aplicarlo al resto de la casa. 

Recoge lo que hay el suelo

Y sin excusas. Y cada vez que cojas algo ponlo en su sitio. No permitas que el suelo de tu casa acumule nada que no tenga que estar en él: ropa sucia, un libro, zapatos por el medio, jueguetes fuera de sitio...

No dejes la ropa en el tendedero

La ropa limpia y seca ha de desaparecer inmediatamente del tendedero (o de la secadora) e ir a parar a su armario correspondiente. Lo mismo ocurre con la vajilla, hay que recogerla del escurridor o del lavavajillas en cuanto está lista.

Barre y friega las habitaciones

Cuando crees que has acabado, llega el momento más pesado pero imprescindible para que tu casa esté realmente limpia. Efectivamente, hay que barrer (o pasar la aspiradora) y fregar. Esa es la guinda que dejará tu casa definitivamente limpia.

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