Cómo deben ser las visitas a familiares mayores para no exponerles al coronavirus

Muchos aún nos resistimos a visitar a nuestras familias por el miedo a contagiarles. Así podemos evitarlo

Por Nuria Safont

Hace dos semanas que cesó el estado de alarma y se nos ha permitido viajar entre comunidades autónomas. Eso ha supuesto que muchas personas hayan cogido coche, tren o avión para ir a ver a sus familiares. Sin embargo, aún hay quien se resiste. Y no por falta de ganas, sino por el miedo a exponerles al coronavirus. Si es tu caso, te damos algunos consejos para visitarles de forma segura. 

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Podemos relajarnos pero no 'pasarnos' 

Así lo aconseja la doctora Concha Díaz Tordable, especialista en Medicina de Familia y Comunitaria. La médico apuntó, en una conversación con ¡HOLA!, a la importancia de las medidas de prevención y protección que ya conocemos como vía para para prevenir el contagio: mascarillas, distancia social, higiene de manos, estornudar o toser en la manga, quedarse en casa y contactar con el médico de cabecera si tenemos síntomas para que valore la necesidad de hacer una prueba para confirmar la presencia o no del coronavirus. 

En cuanto a las visitas a mayores, es importante tratar de ser también escrupulosos en las medidas de protección. Si vamos a visitar a nuestros padres y son población vulnerable o de riesgo podemos poner en práctica algunas prácticas adicionales a las ya recomendadas que pueden evitar un contagio en el caso de que nosotros estemos infectados. Por ejemplo, uso de mascarillas dentro de casa, evitar pasar tiempo en una estancia cerrada, ventilar, no compartir cubiertos, vasos, platos, y demás utensilios de cocina, intentar mantener una distancia, etc. 

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Considera hacerte una prueba 

Si piensas que las medidas de protección no son suficientes para viajar a ver a tu familia sin miedo, puedes hacerte una prueba que permita identificar si puedes estar contagiado y ser asintomático. Existen varios tipos de pruebas para ello, según nos explican desde la Clínica Armstrong. 

La PCR ha sido la primera prueba validada para la detección del virus SARS-CoV-2. Se basa en la detección directa del material genético del virus (ARN), permite identificar pacientes contagiados poco después de haber contraído la infección arrojando un bajo número de falsos negativos.

La prueba debe realizarse en un laboratorio de biología molecular capacitado para trabajar respetando el nivel de bioseguridad exigido por este virus.

La prueba serológica se basa en la detección individual de anticuerpos específicos (IgM o IgG), permitiendo identificar pacientes infectados entre 4 y 8 días después de haberse producido el contagio.

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¿Y si mi familiar está en una residencia?

La mayoría de los centros residenciales para mayores cuentan con un protocolo de visitas a familiares para evitar el contagio y un posible rebrote. Por ejemplo, es habitual que se establezcan planes de limpieza integral de todas las zonas y se creen circuitos de entrada y salida para que no se produzcan cruces entre residentes antes y después de las salidas.

Por otro lado, se han establecido medidas de protección e higiene para garantizar la seguridad clínica de los residentes, trabajadores y familiares. Entre las medidas destacadas se encuentran la cita previa para visitas, el control de aforo, distancia entre residentes y familiares, toma de temperatura, desinfección de suelas, no portar objetos personales, uso de mascarilla y guantes y, además, se ofrece la opción de realizar test serológico a los familiares de residentes, nos cuentan desde Sanitas. 

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Cuándo pedir ayuda de un profesional 

Por otro lado, la situación que hemos vivido nos ha podido afectar emocionalmente y dificultar aún más las relaciones familiares y sociales. Así lo manifiesta el Estudio Sanitas sobre bienestar emocional durante el confinamiento. El trabajo señala que el 8% de la población afirma que necesitará la ayuda de un psicólogo para recuperarse de las secuelas provocadas por el confinamiento.

Este estudio ha analizado el impacto del aislamiento en la salud mental y ha visto que este estado de alarma ha sido más duro para las mujeres, las personas jóvenes hasta 35 años, y aquellos que han necesitado ayuda psicológica en el pasado. Este trabajo también ha observado que mucha gente es reticente a pedir ayuda. Especialmente, los mayores de 50 años. 

“Es muy importante recordar que la salud mental es un factor de riesgo de otras enfermedades. Mucha gente descuida su estado de ánimo sin saber que puede afectar al resto de la salud. De hecho, no cuidar la salud mental puede provocar la aparición de otras enfermedades como las cardíacas, gastrointestinales, dermatológicas, etc. Y no solo eso, sino que no cuidar la salud mental también puede afectar a todas las áreas de nuestra vida, como por ejemplo al área profesional, familiar, al ocio o a nuestras relaciones interpersonales”, concluye la psicóloga Grecia de Jesús de Blua de Sanitas, que ha puesto en marcha el programa 'Mente sana', con acceso a un equipo de psicólogos, sin límite de sesiones, con programas protocolizados, y con la opción de acceder a ayuda profesional personalizada a través de teléfono o videoconsulta. 

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