Uno de los motivos que han llevado a los países nórdicos a convertirse en pioneros en lo que a decoración se refiere, es su gusto por el cuidado de los interiores. Y es que, las condiciones meteorológicas de esa zona les obliga a pasar mucho tiempo en casa, por lo que ponen mucho empeño en crear espacios acogedores. Una costumbre que, debido a nuestro ritmo de vida más bien frenético, no valoramos tanto. Sin embargo, resulta de gran utilidad en épocas o momentos como este en que tienes que quedarte en casa más tiempo del habitual. Si tú también quieres convertir tu salón en un pequeño refugio en el que relajarte y decir adiós al estrés, sigue estos sencillos consejos de decoración que te ayudarán a sumar calidez a tu hogar. 

Apuesta por materiales naturales

Las piezas artesanales confeccionadas en fibras naturales tales como los cestos, las sillas o las bandejas, añadirán un extra de calidez a tu hogar. Objetos a los que podrás dar diferentes utilidades tales como almacenar la ropa sucia, guardar mantas, cojines o revistas, o cualquier otra que se te ocurra. En cuanto a los textiles, la lana, el algodón o el lino se presentan como las opciones principales en cojines, cortinas o mantas, en una búsqueda por la sencillez y la calidez. 

Déjate seducir por los colores cálidos 

A la hora de escoger las tonalidades, los colores cálidos como los tostados son una apuesta segura, aunque también hay espacio para los azules, que evocan la calma del mar y ayudan a relajar la mente. Tonos inspirados en la naturaleza que combinan muy bien entre sí y podrás adecuar tanto a espacios rústicos como a una decoración de estilo más moderno, para crear tu propio refugio otoñal. En este sentido, los estampados de cuadros y flores son los más recomendados para potenciar esa sensación de cercanía y recogimiento. 

Aprovecha la luz natural

La luz natural es uno de los elementos esenciales para conseguir que una casa se vea más grande y sea mucho más acogedora. Si dispones de grandes ventanales o muchos puntos de luz, estás de suerte y, si no, existen diferentes formas para aprovechar al máximo la iluminación natural. Escoge cortinas de tejidos livianos, o mantenlas abiertas para que entre la mayor cantidad de luz posible, no coloques muebles u obstáculos cerca de las ventanas, apuesta por muebles y piezas en tonos claritos y, si te es posible, añade algún espejo que multiplique los puntos de luz y, al mismo tiempo, consiga agrandar visualmente el espacio. 

Crea rincones relajantes

Un truco de decoración que aprendimos de los centros de bienestar es construir tu propio espacio de relajación, ese lugar en el que refugiarte del estrés y combatir la ansiedad. No es necesario que sea una estancia, puede tratarse de un rinconcito de tu salón. Un sillón, una silla o incluso un pequeño cojín acompañado de una vela, en el que descalzarte, sentarte y dedicarte un momento a ti misma. Puede ser incluso tu nueva esquina de meditación, en la que perfeccionar esta práctica que tan beneficiosa es para tu salud física y mental.  

Incluye plantas en tu decoración

Las plantas son una buena forma de trasladar un pedacito de naturaleza a tu hogar. En este caso, el florista de Diana de Gales recomienda incluir orquídeas decoradas con piñas o nueces, aunque también puedes crear tus propios centros de mesa con piñas o ramitas. Otra alternativa es colocar un ramo de flores en un jarrón y, si no eres muy hábil con las plantas, siempres puedes apostar por los cactus, las suculentas o algunas especies de interior muy resistentes, que no requieren especiales cuidados. 

Aromatiza cada estancia

Además de los muebles y objetos, los aromas son otro de los elementos esenciales para crear un ambiente cálido y relajante. Así, puedes añadir velas, ambientadores naturales e incluso perfumes en aromas sencillos y suaves que doten de una personalidad única a tu salón, y funcionen a su vez como piezas de decoración en sí mismas.