Rural, artesano y auténtico. Estas tres palabras definen a la perfección Españolita, el proyecto con el que Carmen Ruiz de Huidobro busca mostrarte el Mediterráneo más romántico. Con las Islas Baleares como su destino estrella, esta madrileña afincada en Los Ángeles ofrece escapadas de seis o siete días o, como ella misma los llama, retreats, con los que ayudarte a "experimentar un modo de vida diferente, meditar y contemplar".

Así nos lo cuenta en el último número de ¡HOLA! living, en el que comparte con nosotras todos los secretos de esta iniciativa, por ahora paralizada, que se va a convertir en la mejor forma de retomar el turismo en nuestro país. Y es que, este verano más que nunca vamos a ser plenamente conscientes de todos los destinos de ensueño que esconde España. Localizaciones perfectas para programar tu próxima escapada, que cada vez se presenta como una posibilidad más cercana. Centradas en una zona concreta y en torno a un producto local, Carmen organiza cada escapada con un cuidado meticuloso, en base a cuatro momentos y conceptos que les aportan ese toque único y diferencial y que hoy compartimos contigo. 

Las claves de las escapadas de Carmen Ruiz de Huidobro 

El mar: ”Las calas del Mediterráneo no tienen igual en el mundo. Hay que navegarlo y nadarlo para apreciar algo tan único”.

El ritmo: “Todo va y debe ir despacio. Disfrutar de los payeses en el campo, de la vida de pueblo, las señoras en la panadería”.

El campo: "El campo provee; los almendros, las algarrobas, los higos... todo se disfruta después en el mercado del pueblo”.

El respeto: “Es un lugar que ha sufrido mucho porque no se ha desarrollado un turismo sostenible. No se puede entender el futuro sin tomar medidas antes”.

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Cuatro momentos imprescindibles en los retreats de Españolita

El amanecer: “Ver salir el sol desde la bahía de Pollença”.

El primer baño: “Nada más hacerse de día, en la playa de Formentor, cuando la bruma sube desde el mar y no hay nadie más que tú”.

En la mesa: “Caldereta de langosta, un plato menorquín que no he probado en ningún otro lugar, o un arroz de temporada cocinado en caldero de barro o greixonera”.

Al atarceder: “Puesta de sol en la atalaya, siempre”.