Nuestro número de septiembre está dedicado a reinventarse. Ese deseo o necesidad que ha surgido ante la extraña y desconocida situación que nos ha tocado vivir, y que ilustramos a través de mujeres que se atrevieron a cambiar su vida en la ciudad y sus exitosas carreras profesionales por la magia del campo. Es el caso de la supermodelo Leah de Wavrin, quien descubrió Sevilla por amor y decidió instalarse junto a su pareja, el empresario George Scott, en una finca de Cazalla de la Sierra.

"No puedo decir que haya sido fácil. Al menos, no todos los días. He echado mucho de menos a mis amigos y a mi familia, que está en Francia, pero aquí tengo muchas otras cosas. Está George, nuestros hijos… Y los animales y la naturaleza que nos rodean. Para los niños esto es un sueño", nos cuenta la modelo entre las páginas de ¡HOLA! living

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Y es que, además de sus hijos, Thelma y Frankie, en su hogar conviven con un número impreciso de animales. "Tenemos los caballos de George, siete u ocho, un poni que le regalamos a Thelma, un burro, dos cerdos y cuatro perros que viven aquí y algunos más en la otra casa. ¡Es un caos, es fácil perder la cuenta!", explica divertida Leah. Una casa con mucha magia que no sintieron la necesidad de remodelar, y que debe su encanto a cuatro puntos clave.

Mínima intervención

La modelo y el empresario decidieron respetar las huellas que el paso del tiempo había dejado en la casa, convirtiendo los desperfectos en una de sus señas de identidad. "Estaba prácticamente igual cuando la compramos y solo le hemos dado algunos toques personales", nos indica Leah.

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Reciclaje y sostenibilidad

Para la modelo, "una casa se convierte en un hogar cuando una familia vive ahí. Simplemente. Cuando estás ahí de seguido con los tuyos, pasa a ser tu hogar". Es por ello que decidieron mantener los muebles y utensilios de la casa en lugar de sustituirlos por otros nuevos o a su gusto. Una decisión acorde también con su apuesta por el reciclaje y la sostenibilidad. 

Adaptarse a la vida de campo

Con el elevado número de animales que viven en la finca, la pareja es consciente de la imposibilidad de tener todo impoluto. Por eso decidieron colocar suelos y alfombras que se pudieran lavar asiduamente sin problemas. 

Artesanía local

La loza pintada, los tejidos bordados, las piezas de hierro trabajado a mano y muchos otros guiños a la artesanía local decoran el hogar de la modelo, en un deseo por conseguir que su hogar respire también de la esencia sevillana.