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Si hace unos días Jennifer Lopez era noticia debido al regreso del icónico (y polémico) diseño de Versace con el que acudió a los Premios Grammy en el año 2000, hoy lo es gracias a un perfecto estilismo que muy poco tiene que ver con la sensualidad y el exceso de aquel vestido. La polifacética artista se encuentra de gira promocional con motivo de su último trabajo, la película Second Act, en la que comparte cartel con Vanessa Hudgens y Leah Remini y que ha supuesto su regreso a la gran pantalla. Anoche se celebró un pase privado del film en Los Angeles en el que Jennifer hizo gala de su renovado vestidor y demostró sus claves para rejuvenecer sus estilismos sin renunciar a su esencia más seductora.
En sus últimas apariciones públicas, la intérprete de El Anillo ha impactado positivamente gracias a sus elecciones de vestuario, caracterizadas por una sofisticación y un estilo que algunas de sus seguidoras, como la actriz Laverne Cox, atrevieron a comparar con el de grandes mujeres de la época dorada de Hollywood como Grace Kelly y Liz Taylor. Anoche Jennifer quiso mantener esa esencia refinada e hiperfemenina pero añadió además varios detalles con los que conseguía restar años y, a la edad de 49, configuró un conjunto que puede servir de inspiración las amantes de las botas de terciopelo y por encima de la rodilla.
La neoyorkina se decantó por un minivestido negro de manga corta, entallado a la cintura y falda evasé en color negro de la casa italiana Valentino decorado por detalles florales troquelados y que contaba con cuello bebé a contraste. Para contrarrestar la estética aniñada, agregaba una sutil abertura en el escote que otorgaba el toque justo de la sensualidad tan característica de Jennifer sin renunciar a la elegancia. Como calzado, sumó unas botas mosqueteras de ante efecto legging a tono de la firma Casadei. El look de belleza, en el que destacaba la melena lisa de efecto muy natural y el maquillaje poco marcado, terminaba de completar ese deseado efecto juvenil.
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