Las tradiciones más peculiares de los bebés reales que seguirán (o no) los duques de Sussex

Meghan Markle ha escapado del protocolo varias veces, así que cabe esperar que con el nacimiento de su hijo se salte o modifique algunas de las costumbres más arraigadas

Por hola.com

El bebé de los duques de Sussex es el séptimo en la línea sucesoria y aunque sus padres han decidido que no tenga título de realeza, será inevitable que los guardianes del protocolo observen con lupa si sus padres cumplen con las más sagradas tradiciones de la monarquía británica. Algunas de ellas aún permanecen inquebrantables, pero con otras era de esperar que el paso del tiempo hiciese su trabajo y se quedasen en el recuerdo. Meghan Markle y el príncipe Harry han roto moldes en más de una ocasión y muchos se preguntan cuántas de las curiosas tradiciones que existen en torno a los nacimientos reales en Reino Unido mantendrán y con cuáles decidirán innovar.

Dar a luz en casa

Tradicionalmente los bebés de la realeza nacían en las residencias privadas y no en un hospital. La reina Isabel II dio a luz a todos sus hijos en Buckingham Palace, excepto a la princesa Ana, que llegó al mundo en Clarence House, también una residencia familiar. La primera en romper esta costumbre fue Diana de Gales, que tuvo a sus dos hijos, Guillermo y Harry en el ala Lindo del hospital londinense de Saint Mary, el mismo en el que dio a luz Kate Middleton a los príncipes George, Charlotte y Louis.

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El lugar escogido por Meghan Markle para dar a luz ha sido una incógnita hasta el último momento, ya que su mudanza a Windsor, les dejaba más cerca de otros centros médicos como el Frimley Park, donde nacieron los hijos de los condes de Wessex. Sin embargo, algunos medios británicos apuntaban a que la duquesa de Sussex en este caso podría estar barajando recuperar la antigua tradición y dar la bienvenida a su bebé en el calor del hogar. 

La pista que podría desvelar dónde nacerá el hijo de los duques de Sussex

Un ministro durante el parto

Con el nacimiento del príncipe Carlos, Isabel II puso fin a esta tradición que exigía que durante el parto estuviese presente en la habitación el ministro de Interior como testigo oficial del evento. Sin embargo, no estaba permitida la presencia del padre del bebé. El de Carlos de Inglaterra fue el primer nacimiento real sin la presencia gubernamental, y también él fue el primero en acompañar a su esposa, la princesa Diana, mientras daba a luz a sus hijos. Desde entonces ambas tradiciones han quedado en el baúl de los recuerdos.

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El anuncio solemne del nacimiento

La adaptación de la Monarquía a los tiempos de las redes sociales lleva a hacer convivir la revolución digital con el pergamino caligrafiado. Según la tradición, la Reina era la primera en saber la feliz noticia y acto seguido el médico debía escribir a mano un comunicado en el que se informaba del género del bebé, pero no del nombre, y que se colocaba en un elegante caballete dorado en frente del Palacio de Buckingham para que la gente lo leyese. Actualmente, el comunicado no se caligrafía, pero sí se mantiene el caballete. El nacimiento de Charlotte y Louis de Cambridge se anunció al mismo tiempo por Twitter y en el escrito de Buckingham.

Además, teniendo en cuenta que tiempo atrás era frecuente que buena parte de la población no supiese leer ni escribir, Palacio contaba con una especie de pregonero que leía el anuncio. Aunque parezca mentira, esta figura sigue existiendo aunque de forma extraoficial. Se trata de Tony Appleton, un hombre de 83 años, que ataviado como los antiguos portavoces reales, lleva años anunciando los nacimientos de la familia Windsor.

Por su parte, el Ejército celebrará el nacimiento con 62 disparos al aire desde la Torre de Londres y 41 desde Green Park como señal de bienvenida. Además, es habitual que la bandera de la Union Jack se ice en todos los edificios oficiales, y que repiquen las campanas de la Abadía de Westminster. La mayoría de los edificios y monumentos de Londres se teñirán de color para celebrar la llegada del bebé real.

La primera aparición con el bebé

Desde que los bebes reales suelen nacer en el hospital de Saint Mary ya se ha convertido en un ritual el posado en las escaleras de la entrada del centro con el recién nacido envuelto en una mantita color crema, que, sin embargo, no es una tela cualquiera. Desde el nacimiento de Carlos de Inglaterra, su fabricación corre a cargo de la compañía de Nottingham, G.H. Hurt and Sons, y hasta ahora no ha habido bebé real que sus telas no hayan cubierto. Antes, la primera imagen pública del recién nacido no llegaba hasta el momento del bautizo, cuando se produce el posado oficial.

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Muchos nombres y ningún apellido

Normalmente no se revela como se llama el niño o niña hasta días después del nacimiento y suelen tener entre tres y cuatro nombres, todos ellos con cierta tradición dentro de la Familia Real. Mientras que no escatiman con el número nombres, el apellido brilla por su ausencia y en su lugar utilizan el nombre de la dinastía a la que pertenecen o el de su título. Isabel II y sus descendientes pertenecen a la casa de Mountbatten-Windsor, pero en la práctica los príncipes utilizan su título. Por ejemplo, el bebé de Meghan y Harry pondrá “de Sussex” tras su nombre igual que sus primos son George, Charlotte y Louis de Cambridge.

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Aunque es el secreto mejor guardado, junto con el sexo del bebé, en una visita reciente a Birkenhead, en el condado británico de Merseyside, los duques parecía buscar inspiración entre el público. Mientras que un niño de 11 años s empeñaba en convencer a Meghan de que Amy era la mejor opción, Harry parecía fascinado por el nombre de Lily, hasta el punto de preguntarle cómo se deletreaba a la madre de una niña que se llamaba así.

Los padrinos

Otra de las excepciones de la Realeza se produce en el bautizo, ya que en lugar de dos padrinos, suelen tener varios. Louis de Cambridge, por ejemplo, tiene seis, Charlotte, cinco, George siete. Normalmente son personas del entorno familiar o muy allegados.

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Puesto que el círculo de amistades de los duques de Sussex, debido al pasado de Meghan como actriz, se aleja más de lo habitual del entorno de la nobleza británica, podría habar nombres sorprendentes. Las quinielas apuestan por el actor George Clooney o grandes amigas de la duquesa como la tenista Serena Williams o la estilista canadiense Jessica Mulroney. La opción de que uno de sus padrinos sea el príncipe Guillermo es desde luego una opción, pero pierde fuerza al tener en cuenta que Harry no apadrina a ninguno de sus tres sobrinos.