La polémica les pisa los talones a los Duques de Sussex allá donde van. Aún ahora, cuando hace medio año que dejaron la Corte Real británica liberándose de las habladurías, las noticias fake y, en el mejor de los casos, de las informaciones simplemente inexactas. La última de ellas gira en torno a los Juegos Invictus, la épica competición deportiva creada por el príncipe Harry en 2014 para rendir homenaje a los hombres y mujeres que resultaron heridos en combate (y en defensa). Una causa benéfica íntimamente ligada ya a su vida personal. El Príncipe la eligió para hacer su primera aparición pública con la actual Duquesa y meses después fue el marco de los momentos de mayor felicidad de la pareja tras anunciarse que esperaban un hijo. Pues bien el proyecto benéfico se ha quedado este año sin la financiación necesaria para celebrarse después de que el concierto que iba a recaudar los fondos la próxima primavera en Los Ángeles, con la participación de Beyoncé como invitada estelar, fuera repentinamente cancelado.
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Varios medios de comunicación conjeturaron que como Amazon iba a emitir el evento solidario, Netflix se habría negado a que sus dos grandes fichajes se dejaran ver en la competencia. Esta vez tampoco el príncipe Harry ha podido pasar página, como es costumbre hacer en la realeza, ante la gravedad de la acusación solapada. Los Duques habrían dado la espalda en tal caso a su causa más querida por un contrato millonario que sí, definitivamente, sanea sus cuentas: salda todas sus deudas pendientes con la Corona británica, sustraídas fundamentalmente por la reforma de Frogmore Cottage, la que iba a ser su residencia en el Reino Unido, y les emancipa de las puntuales ayudas financieras del príncipe Carlos. El Príncipe no quiso esperar a que las tintas volviesen a su cauce y desmintió ipso facto las informaciones a través de personas muy allegadas que se encargaron de aclarar que la cancelación del concierto no tenía la explicación que la prensa se empeñaba, sino una realmente obvia.
“La sola insinuación de que el Príncipe haya antepuesto su propio beneficio económico a la recaudación de dinero para ayuda de los veteranos o de los Juegos es abominable. Los Invictus son su creación, la perfecta expresión de todo en lo que cree. Por eso es tan importante para él que se celebren”, zanja una de las fuentes de la revista People. Los propios abogados del príncipe Harry lo suscribieron en un escrito enviado a The Sunday Times que confirmaba que “no existe cláusula alguna en el acuerdo recientemente firmado por los Duques de Sussex con Netflix que les prohíba trabajar en otros proyectos ni en otras plataformas televisivas”. La verdadera causa de la cancelación del espectáculo benéfico y, por consiguiente, de los Juegos Invictus de este año es mucho más razonable en la situación en la que hoy nos encontramos todos.
No hay que darle demasiadas vueltas para descubrir que detrás de los inesperados cambios se encuentra por enésima vez el coronavirus, que lo ha trastocado todo. “La edición de 2020 de los Juegos Invictus se canceló porque la principal fuente de ingresos era la venta de entradas para el concierto en vivo que iba a celebrarse en Los Ángeles en la primavera de 2021”, revela un portavoz de la Fundación Juegos Invictus, que concluye que “dadas las circunstancias actuales, provocadas por la pandemia, había que reconsiderar el evento. La decisión se tomó antes de que los Duques anunciaran su asociación con Netflix”. Otra controversia aclarada.
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