Bangkok en modo «trendy»: cinco planes a la última en la ciudad inagotable

Frenética y, al mismo tiempo, serena, ultramoderna y ancestral, la capital tailandesa camina en la cuerda floja entre pasado y fututo, entre tradición y vanguardia, entre armonía y caos. Su esencia es la renovación constante, la ebullición de propuestas tentadoras. Esto es lo que está de moda en la ciudad más dinámica del sudeste asiático.

Por NOELIA FERREIRO

El ritmo vertiginoso, la confusión callejera, los aromas mareantes. Pero también los climatizados centros comerciales, los lujosos restaurantes, los trenes elevados de corte futurista. La capital tailandesa tiene una capacidad única para conjugar las contradicciones hasta hacer de ellas su propio latido.

Húmeda, ruidosa e inabarcable, y, a la vez, ultramoderna, amable y espiritual, la capital tailandesa se reinventa cada poco tiempo. La cuestión es no aburrirse ni un solo segundo en esta megalópolis de más de diez millones de habitantes que dibujan un hormigueo perpetuo. 

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Caminar, comer, comprar, tomar un trago. Más allá de sus hitos imprescindibles (el Gran Palacio Real, los miles de templos, el mercado de Chatuchak, el bullicio de China Town…), esto es lo que no te puedes perder para estar a la última en la ciudad más dinámica de oriente.

UN STREET FOOD CON ESTRELLA MICHELIN 

Cosas que solo pasan en Tailandia: un puesto de comida callejera se alza con una estrella Michelin. Su nombre, Jai Fai, es, en realidad, el de la cocinera, una diminuta mujer de 72 años que exhibe un curioso atuendo: un gorro de lana y unas gafas de esquí con las que protege sus ojos del humo que emana de sus woks. 

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Apenas han pasado dos años desde que obtuvo el codiciado galardón, pero este humilde local es ya una institución. A probar su famosa tortilla de cangrejo (khai jeaw poo) o sus noodles fritos con marisco (phad kee mao talay) acude cada día un batallón de foodies, dispuestos a esperar largas horas de cola y a pagar unos 25 dólares por plato. Es lo que vale el mejor street food del mundo.

DE COMPRAS EN ICONSIAM 

Es el último grito de los malls, considerado un destino en sí mismo. Un lugar que transciende su condición comercial para erigirse en el epicentro del ocio y la cultura. Nada menos que 750.000 metros cuadrados, 100 restaurantes y 7000 tiendas, a lo que se suma un cine IMAX, varios museos, áreas recreativas y propiedades residenciales de ultralujo que llevan el sello de Mandarin Oriental. 

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Así es Iconsiam (iconsiam.com/th), el último grito de los centros comerciales de Bangkok, inaugurado hace menos de un año. Un must de la ciudad, no solo por su exclusiva oferta de shopping (alberga, por ejemplo, la primera tienda Apple de Tailandia) y su reputado panorama gastronómico, sino también porque en él se cuecen las últimas tendencias del arte con múltiples muestras e instalaciones.  

HOMENAJE GASTRONÓMICO EN GAGGAN

Ni una, ni dos, ni tres. Hasta cuatro veces consecutivas (de 2015 a 2018) ha logrado Gaggan (eatatgaggan.com) posarse en la cima del mejor restaurante de Asia. Lo dice la prestigiosa lista de los 50 Best, que también lo sitúa entre los diez templos gastronómicos más importantes del mundo.

Comandado por el chef indio, Gaggan Anand, quien cursó su formación en Catalunya de la mano de Ferrán Adrià, este establecimiento de Bangkok combina la cocina molecular con la raíz hindú y los guiños al sudeste asiático. Todo un show culinario (él mismo confiesa que su menú «es como un concierto») que nadie debiera perderse. Eso sí, hay que hacerlo pronto, pues hay quien dice que podría echar el cierre a finales de 2020 para proseguir con su andadura en Japón. 

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EL ATARDECER SOBRE EL RÍO DESDE SALA RATTANAKOSIN 

Nada expone mejor el alma de Bangkok que el discurrir achocolatado del Chao Phraya, el río que divide la ciudad. Aquí, en esta brecha fluvial grande y generosa, en este canal soberano a lo largo de cuyo curso se erigieron también otras dos capitales (Ayutthaya y Sukhotai), se divisa un atardecer mágico, con las aguas teñidas de rojo y la silueta recortada de los templos.

Para admirarlo, existe un lugar especial: Sala Rattanakosin (salahospitality.com/rattanakosin/dine/rooftopbar), un eatery & bar con terraza, recostado en una de sus orillas. Su gran baza no es su altura sino las vistas espectaculares al Wat Arun, uno de los templos más hermosos. Hay que aguardar a que el sol se oculte para verlo iluminado e imponente sobre la noche.   

UN CÓCTEL EN VÉRTIGO ROZANDO EL CIELO

Más allá del trasiego a pie de calle, existe otro Bangkok que se desenvuelve en las alturas. Un mundo glamouroso a donde no llega el ruido, el horizonte se ensancha sobre los tejados y la panorámica se pierde entre los rascacielos. Este espectáculo acontece desde Banyan Tree (banyantree.com), el hotel que constituye la mejor alternativa para descubrir esta ciudad desde otra perspectiva: la que tiene lugar a vista de pájaro. 

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En su punto más alto (la planta 61) descansa Vértigo, el restaurante desde el que se vierten las mejores vistas. Con su variada oferta de carnes y mariscos, no hay velada más inolvidable que la que se vive en este lugar, con el entramado urbano convertido en un océano centelleante. Después, en el contiguo Moon Bar, la noche alargará su magia al ritmo de buena música y con un desfile de cócteles a la altura de las estrellas.