CÁDIZ

Setenil de las Bodegas, el pueblo gaditano donde el cielo es de roca

Entre los pueblos blancos de la Sierra de Cádiz, este deslumbra más que ninguno. Y no porque sea más blanco que los demás, sino por cómo están dispuestas sus casas, agazapadas bajo rocas gigantes, como si estuviesen sujetándolas. Paseando por él también veremos calles-cueva, miradores y un montón de rincones para no parar de hacer fotos.

Por Andrés Campos

Muchos caminan por este pueblo gaditano con ligereza, quizá por temor a que en cualquier momento pueda producirse un desprendimiento. Pero no hay nada que temer bajo las calles-cueva incrustadas bajo peñas sobresalientes de este pueblo «donde el cielo es de roca», dijo Gerardo Diego. El paseo lo iniciaremos en la calle Herrería, sin duda, una de las más bellas de España, que trepa desde la calle Mina hasta la plaza de Andalucía comprimida bajo la peña de la fortaleza, con las casas escalonadas para adaptarse a la empinada cuesta.

DE MIRADOR EN MIRADOR

Al pie de la Torre del Homenaje –uno de los pocos testimonios del alcázar que presidió Setenil– está el mirador del Lizón, que permite ver la población como la ven los halcones peregrinos y casi medio centenar de aves distintas más que la sobrevuelan.

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Y otro mirador excepcional es el de la Villa, que está cerca del anterior, junto a la iglesia de la Encarnación, y domina desde las alturas las calles-cueva Cabrerizas y Jardinerías y la cerradísima curva que describe el Guadalporcún. Por cierto, que en Cabrerizas se grabó la popular serie Curro Jiménez. Aunque ninguna vista puede superar a la foto que hay desde del mirador de la calle Ventosilla Alta. Una postal.

 

LAS CALLES GEMELAS

Al entrar en Setenil, el río Guadalporcún separa con su profundo tajo dos bonitas calles-cueva gemelas, las más típicas, calles y animadas. A un lado está Cuevas del Sol. Al otro, Cuevas de la Sombra. Como en los toros. Ambas son un espectáculo, pues las casas, muchas de ellas son bares, parecen sostener la inmensa mole rocosa que sobresale por encima, como una pesadísima visera. Parece que algunas de estas cuevas estaban ya habitadas hace 5000 años, pero lo que es evidente paseando por las calles angostas y en cuesta de Setenil es su origen medieval. Los almohades se asentaron e hicieron fuertes en el siglo XII en la zona alta, La Villa, al cobijo de las murallas del castillo.

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SETENIL MEDIEVAL

Testigos del esplendor de Setenil en época musulmana son la Torre del Homenaje y la muralla de Los Cortinales. Era un sitio importante, muy fuerte, y fue clave en la caída del reino de Granada: el propio rey Fernando el Católico participó en el asedio definitivo y otorgó a Setenil privilegios. De esos tiempos son la ermita de San Sebastián, la iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación (erigida sobre la antigua mezquita) y el edificio de la actual oficina de turismo, que conserva un artesonado mudéjar.

MÁS MIRADORES

Dos lugares imprescindibles para entender lo que fue y lo que supuso la toma de Setenil son el mirador del Carmen, desde donde las tropas cristianas asediaron la fortaleza musulmana –fueron necesarios 77 años de luchas y 7 tentativas, de ahí el nombre de la ciudad: Septem nihil–, y el de San Sebastián, que además de ofrecer una espléndida panorámica de la población y del meandro del Guadalporcún, en el que se suceden las calles-cueva, es el punto de partida de la ruta de los Reyes Católicos (imaginasetenil.wordpress.com).

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EL TEATRO ROMANO DE ACINIPO

Quien quiera bucear más en la historia, tendrá que acercarse al yacimiento arqueológico de Acinipo, a 10 kilómetros al suroeste de Setenil y ya en la provincia de Málaga, donde sorprende encontrar uno de los teatros mejor conservados de la Hispania romana, cuyo frente de escena se mantiene misteriosamente en pie, como si la última función hubiera terminado ayer y no hace 1800 años. Ambos lugares están unidos por la ruta de los Bandoleros, una senda que se recorre en 4 horas y mejor yendo de Acinipo a Setenil, porque es cuesta abajo.

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VÍA VERDE DE LA SIERRA

Y para olvidarnos de tanta historia, nada como recorrer en bici la Vía Verde de la Sierra. Este antiguo «camino de hierro» (fundacionviaverdedelasierra.es) unía las localidades de Puerto Serrano y Olvera (a solo 16 kilómetros de Setenil) atravesando 30 túneles, cuatro viaductos y cinco estaciones. Son 36,5 kilómetros de recorrido (solo ida) y unas tres horas de pedalear sin esforzarse mucho.

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LA HORA DEL DESCANSO

Pequeño, moderno y en lo más alto de la localidad está Villa de Setenil (setenil.com), con magníficas vistas desde su cafetería-restaurante. Rodeado de jardines y con piscina, El Almendral (tel. 956 13 40 29), con buen restaurante. Y si queremos probar la experiencia auténtica de dormir en una casa-cueva rehabilitada, Las Calcetas (tel. 667 42 21 80), en una calle céntrica y peatonal del casco histórico.

A MESA PUESTA

En la calle Cuevas del Sol está el bar Frasquito (tel. 695 63 32 50), donde son famosas sus croquetas caseras de jamón. También muy recomendable para desayunar en la terraza, tomando un mollete de jamón, por ejemplo. Sin cambiar de calle, La Escueva (tel. 639 44 30 79) es un local con una agradable terraza y carne muy rica. Las croquetas de rabo de toro y el bacalao frito son los platillos fuertes de La Tasca (tel. 956 13 40 24). Y otro lugar ideal para pararse a tomar una cerveza y unas tapas, pero también la pluma ibérica con salsa de queso payoyo y el flamenquín de pollo es Sol y Sombra (tel. 653 79 53 24). En la plaza de Andalucía, Casa Palmero (casapalmero.wordpress.com) es un restaurante familiar que sirven unas buenas migas y carnes de caza y donde la misma roca que sostiene la Torre del Homenaje asoma en el interior.