LAS PLAYAS DE TU VERANO

Baroña, la playa favorita de los celtas en Galicia

Custodiada por la sierra de Barbanza, este arenal es una lección muda de historia. En un promontorio sobre el mar próximo a la playa se halla el yacimiento castrense litoral más impresionante de la región.

Por hola.com

Cuando la tribu celta de los presamarcos descubrió allá por el siglo IV a. C. el pelado y rocoso tramo costero que se extiende entre las rías de Muros y Noia debió pensar que lo tenía todo. Y no se equivocaban: un arenal bordeado de pinares tapizados de helechos y una península rocosa perfectamente defendible por todos sus flancos. Así que decidieron asentarse en el lugar. Acercarse hoy al castro de Baroña sigue siendo igual de reconfortante que entonces, pero con el añadido de los siglos de historia que sus sucesivos pobladores fueron engrandeciendo. 

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Un camino rocoso que se adentra en el bosque y más adelante se bifurca en dos lleva, a la derecha, al castro; a la izquierda, a la playa. El primero se alcanza tras cruzar el itsmo arenoso en el que aparecen las primeras fortificaciones de estos vestigios. Se contemplar más de 30 estructuras circulares u ovaladas que agricultores, ganaderos y pescadores utilizaban como vivienda y espacios para el desarrollo de sus actividades y también dos líneas de murallas en tierra firme.

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En las excavaciones arqueológicas se encontraron restos de conchas, espinas, moluscos y mariscos, así como de artesanías complejas (alfarería, textil y metalurgia). Al otro lado, los acantilados que circundan el castro se desploman al mar. Azotados permanentemente por las olas y los vientos, antaño garantizaban su defensa de los asedios de los ejércitos mejor armados, que, sin embargo, de poco sirvieron ante la llegada de las tropas romanas. 

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Desde este punto, la visión de la playa es tanto o más reconfortante. Hoy, en su arena fina y dorada, muy yodada, no hay nada que temer, ya que en ella conviven en perfecta armonía turistas, naturistas y surferos. Su reservada situación –entre colinas y rodeada de pinos y arroyos– invita a los amantes del nudismo a descansar tras un relajante baño en el mar, mientras su bravo oleaje y el viento que aquí sopla favorecen la práctica de los deportes acuáticos. 

¿CÓMO LLEGAR A LA PLAYA DE AREA LONGA? 

A 4 kilómetros de Porto do Son. En el restaurante O’Castro se aparca el vehículo y se toma un camino rocoso que se bifurca en dos: uno va a la playa y otro al castro. 

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Características 

 Area Longa es una playa abierta, de arena fina, tiene 330 metros de longitud, un grado de ocupación medio. De fuerte viento y gran oleaje, en ella se hacen actividades, como surf y body board, con empresas como Arealonga Surf Club (Tel. 625 51 50 10). 

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EN EL ENTORNO 

Centro de Interpretación del Castro de Baroña 

Es el complemento perfecto a la visita del castro, para comprender mejor la cultura y forma de vida de los pobladores de este asentamiento costero fortificado de la Edad de Hierro, habitado entre los siglos I a.C. y I d.C. y situado sobre un pequeño istmo que se interna en el mar. Se encuentra en Porto do Son. 

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Playa de As Furnas 

En un entorno virgen se encuentra esta playa de fuerte oleaje conocida por sus pozas de aguas cristalinas rodeadas de rocas contra las que se bate el agua. Una pasarela de madera permite dar un largo paseo por ella y llegar hasta el entorno de las lagunas litorales de Xuño y Muro, separadas por un cordón dunar y de gran riqueza biológica, y también al puente medieval sobre el río Sieira. Gracias a la bravura del mar y al fuerte viento es un lugar muy frecuentado por los aficionados al surf. También para los que buscan los mejores atardeceres. 

La playa ha sido escenario de series famosas como Fariña o películas como Mar adentro, de Alejandro Amenábar, pues en este mismo lugar su protagonista en la vida real, Ramón San Pedro, tuvo el accidente que le dejó tetrapléjico. Una escultura lo recuerda. 

 Porto do Son  

Merece la pena dedicarlo un tiempo a este enclave pesquero, con 30 kilómetros de costa, 20 playas, casas de sabor marinero y una de las lonjas más activas de la zona. Y también resulta imprescindible subir a la Atalaya, un excelente mirador sobre el Atlántico. 

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Portosín 

Este puerto deportivo es uno de los más importantes de las Rías Baixas, con un continuo ir y venir de yates por las excelentes condiciones de navegación de la ría. Pero también parada de la Travesía Náutica Xacobea, una de las rutas marítimas del Camino de Santiago por mar. 

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Noia 

La llaman la pequeña Compostela pues en su valioso casco antiguo se pueden ver edificios góticos, calles con soportales y animadas plazas, como la del Tapal. Entre sus monumentos imprescindibles no hay que perderse la iglesia de San María a Nova, con su colección única de lápidas gremiales, y la parroquial de San Martiño.