1/11Tenemos muy asociadas las patatas a guisos, guarniciones, tortillas, purés... pero ¿por qué no incluirlas en otro tipo de elaboraciones distintas? ¿Qué tal te suenan una tarta, un pastel, una hamburguesa, una mousse, unas tortitas o un bizcocho, todos hechos con patata?
Este tubérculo, con sus miles de variedades, ha tenido -y tiene- un papel protagonista en la historia de la alimentación de la humanidad, quizás junto al arroz y al maíz. Sigue siendo uno de los ingredientes más presentes en nuestra cesta de la compra, asequible y con pocos detractores.
Y es que las patatas nos gustan cocinadas de todas las formas habidas y por haber, tanto en las recetas más tradicionales y regionales como en las más vanguardistas o de autor.
¿Qué aporta la patata a nuestra salud?
Si a eso le unes sus propiedades nutritivas como su gran contenido en agua; ser una gran fuente hidratos de carbono, responsables de darle energía a nuestro cuerpo y a nuestro cerebro; tener una importante cantidad de fibra y, por tanto, un efecto saciante; contener bastantes proteínas, minerales y vitaminas; facilitar la digestión...
¿De cuántas maneras podemos cocinar la patata?
Las patatas admiten un sinfín de técnicas y, al vapor, cocidas o asadas -con poca grasa y horno bajo-, son más ligeras y saludables y nos pueden ayudar a mantener un peso adecuado. Pero de vez en cuando también nos las permitimos fritas, recién hechas, crujientes por fuera y blanditas por dentro.
Si optas por cocerlas en agua, házlo con la piel porque conserva más propiedades, pero si vas a preparar puré de patatas, pela y trocéalas para que absorban más líquido, empieza a hervirlas desde agua fría sin sal y a fuego no muy alto.
Aplicando algunas de esas técnicas y otras más, hoy nos salimos un poco de las recetas más habituales con patata para descubrirte usos distintos de este túberculo a través de 10 platos.
Tenemos muy asociadas las patatas a guisos, guarniciones, tortillas, purés... pero ¿por qué no incluirlas en otro tipo de elaboraciones distintas? ¿Qué tal te suenan una tarta, un pastel, una hamburguesa, una mousse, unas tortitas o un bizcocho, todos hechos con patata?
Este tubérculo, con sus miles de variedades, ha tenido -y tiene- un papel protagonista en la historia de la alimentación de la humanidad, quizás junto al arroz y al maíz. Sigue siendo uno de los ingredientes más presentes en nuestra cesta de la compra, asequible y con pocos detractores.
Y es que las patatas nos gustan cocinadas de todas las formas habidas y por haber, tanto en las recetas más tradicionales y regionales como en las más vanguardistas o de autor.
¿Qué aporta la patata a nuestra salud?
Si a eso le unes sus propiedades nutritivas como su gran contenido en agua; ser una gran fuente hidratos de carbono, responsables de darle energía a nuestro cuerpo y a nuestro cerebro; tener una importante cantidad de fibra y, por tanto, un efecto saciante; contener bastantes proteínas, minerales y vitaminas; facilitar la digestión...
¿De cuántas maneras podemos cocinar la patata?
Las patatas admiten un sinfín de técnicas y, al vapor, cocidas o asadas -con poca grasa y horno bajo-, son más ligeras y saludables y nos pueden ayudar a mantener un peso adecuado. Pero de vez en cuando también nos las permitimos fritas, recién hechas, crujientes por fuera y blanditas por dentro.
Si optas por cocerlas en agua, házlo con la piel porque conserva más propiedades, pero si vas a preparar puré de patatas, pela y trocéalas para que absorban más líquido, empieza a hervirlas desde agua fría sin sal y a fuego no muy alto.
Aplicando algunas de esas técnicas y otras más, hoy nos salimos un poco de las recetas más habituales con patata para descubrirte usos distintos de este túberculo a través de 10 platos.