Tienen un sabor particular y una textura crujiente y aportan un toque característico en la cocina. Las alcaparras, también conocidas como tapaneras, son las los capullos comestibles que crecen en un arbusto muy extendido por el Mediterráneo.
Hay restos arqueológicos que evidencian que su consumo se remonta hasta 10.000 años, según varios hallazgos en Siria, Grecia e Israel.
Sus frutos son los alcaparrones, pero de esta planta se aprovechan las hojas, los brotes jóvenes, la corteza y las raíces. Las alcaparras saladas o encurtidas se toman tal cual como aperitivo pero también como ingrediente de muchos platos.
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Las alcaparras también son buenas para la salud
A este producto -bajo en grasas y en calorías y rico en antioxidantes- se le atribuyen varios beneficios para la salud.
Estimulan el apetito y la circulación de la sangre, mejoran las digestiones y las articulaciones, ayudan a controlar la hipertensión, previenen enfermedades cardiovasculares, hidratan el organismo y combaten la retención de líquidos.
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Platos emblemáticos con alcaparras
Hay algunas recetas en la cocina internacional en las que las alcaparras siempre están presentes como la tapenade -paté de anchoas, aceitunas y alcaparras-; la salsa tártara -con mayonesa, pepinillos, cebolla, huevo duro y alcaparras-, el steak tartar -carne cruda aliñada, entre otros ingredientes, con alcaparras- o la salsa putanesca -tomate, anchoas, ajo, aceitunas, alcaparras...-.
Es un ingrediente perfecto para tomar en ensaladas, con pescados, carnes, verduras, aves... Nos gusta mucho en compañía de salmón ahumado, anchoas y pastas, así como cobertura de pizzas. Y le da un toque delicioso a muchos platos fríos: salpicones, carpaccios, tartares...
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