Apuesta por las piscinas de sal
La cloración salina es un eficaz sistema para limpiar y desinfectar el agua. Consiste en añadir sal común que, por efecto de la electrólisis (y gracias al clorador salino), se convertirá en hipoclorito sódico (que no es otra cosa que cloro), un potente desinfectante capaz de eliminar la suciedad, las bacterias, virus, algas, etc.
Este método tiene grandes ventajas: como ya no es necesario añadir al agua productos químicos, no resulta irritante para la piel ni para los ojos, y desaparece el olor a cloro. Se trata de un sistema apto para todo tipo de piscinas y es fácil de instalar y utilizar. Después de llenarla, se aplica cloro de disolución rápida (solo la primera vez como tratamiento de choque) y se añade la sal (5 kg/m3). Una vez que se haya disuelto, solo hay que poner en marcha el clorador salino y el equipo de filtración, y regular el pH del agua.