Mientras que son sus hijos los que se han encargado siempre de ensalzar su labor como madre, son las imágenes las que hablan por si solas a la hora de elevar a Gracia de Mónaco a la altura de un icono de la moda. Su inconfundible estilo, sencillo pero con una elegancia natural, se convirtió en todo un referente de la época. Años más tarde, serán Carolina y Estefanía las que marquen el paso de las tendencias y, posteriormente, sus hijas.
- Carlota, la luz de Mónaco, fiel reflejo de las princesa Carolina y Gracia
Raniero quedó prendado de ella cuando la vio en Atrapa a un ladrón, película que protagonizó junto a Cary Grant. Pero no fue hasta al año siguiente, 1955, cuando se conocieron durante el Festival de Cannes, al que acudió para presentar el filme La angustia de vivir. El príncipe conquistó a la estrella, pero lo que desconocía era que el paisaje de la Costa Azul le había echado un cable. “¿A quién pertenecen todos estos fabulosos jardines?”, preguntó la actriz al guionista de Atrapa a un ladrón tras rodar una escena en la que se divisaba Mónaco. No podía imaginar que la respuesta era el nombre de su futuro marido