El matrimonio, siempre con sus pequeños, viajaba por el mundo cuando los compromisos institucionales se lo permitía. Esta fotografía corresponde a su paso por Miami (Estados Unidos) el 10 de noviembre de 1985, donde los vemos hacer mimos y carantoñas a su adorado Andrea que está sentado en el carrito. La relación con Casiraghi trajo una estabilidad emocional a la Princesa que, desafortunadamente, ella nunca volvería a gozar después con sus sucesivas parejas
Las anécdotas del Baile de la Rosa, ¿cuál de los hijos de Carolina de Mónaco tiene más ritmo?