IMPRESCINDIBLES
Asomarte al Malecón al atardecer, cuando el sol tiñe las fachadas desportilladas frente al océano. Puedes ir a pie o subido en uno de los típicos «almendrones», auténticas joyas automovilísticas.
Visitar alguno de sus muchos museos, como el Museo Maqueta de La Habana Vieja, el Museo de Navegación, el de Arte Colonial o el del Ron.
Disfrutar del ambiente nocturno del que presume La Habana, mezclándote con los cubanos y descubriendo su verdadera esencia. Y, por supuesto, tomar un mojito en el mítico bar La Bodeguita y un daiquirí en La Floridita, tal y como lo hizo Ernest Hemingway.
Perderse por sus plazas y sus callejas empedradas, así como visitar los barrios de El Vedado y Miramar, donde se concentraba la vida social en la época de las grandes fortunas.