PLASENCIA
Seguir la huella judía por esta ciudad extremeña es descubrir, a cada paso, una buena parte de su riqueza monumental, desde la plaza Mayor hasta las puertas de Trujillo y Berrozana. Tuvo dos juderías –la antigua, de la Mota; y la nueva, cada una con su sinagoga, ubicadas bajo el convento de Santo Domingo, hoy Parador, y el exquisito hotel Palacio Carvajal Girón. Caminando por las calles de trazado serpenteante observamos placas en el suelo que recuerdan dónde vivían familias judías, con los nombres de sus antiguos moradores. Y hasta un restaurante, Casa Juan, que propone un delicioso menú de cocina sefardí. Pero, sin duda, la joya, es el cementerio judío, al otro lado de las murallas, el lugar donde descansa los miembros de una comunidad que vivió durante tres siglos en esta ciudad y dejó en ella una huella imborrable.
Rincones de Extremadura para volver una y mil veces