Si como legumbres, engordo: ¿verdadero o falso?

Descartadas tradicionalmente de todas las dietas cuando se trata de perder peso (o mantenerlo), te desvelamos por qué debes o no tenerlas en cuenta y, en su caso, cómo hacerlo de forma correcta

Por Blanca García-Orea, dietista y nutricionista

Las legumbres –ricas en vitamina B y minerales como el hierro, el calcio, el zinc o el fósforo- han sido, durante mucho tiempo, un grupo de alimentos tradicionalmente demonizados, eliminándose de muchas de las dietas porque eran uno de los ingredientes que más nos podían hacer engordar. Lejos de la realidad, ese grupo formado por garbanzos, lentejas, guisantes, habas, judías y soja pueden ayudarte a perder peso. Eso sí, siempre que sean cocinadas de forma adecuada y se consuman dentro de un plan de alimentación saludable. Por eso, te desmontamos esa teoría que siempre hemos aceptado como verdadera.

¿POR QUÉ TOMAR LEGUMBRES AYUDA A REGULAR NUESTRO PESO?

Paso a paso: ensalada de lentejas rojas

 

¿CÓMO EVITAR QUE TE SIENTEN MAL?

Aún a pesar de todas sus bondades, muchas personas se encuentran infladas después de comerlas. Si eres de los que no las toleras muy bien, te producen malestar intestinal, hinchazón y gases; tienes que saber que, normalmente, es debido a los llamados antinutrientes, unas sustancias que las plantas desarrollan de manera natural para sobrevivir. Entonces, lo que debemos hacer es reducir esos antinutrientes, no las legumbres, ¿cómo lo hacemos?

  1. Utiliza, preferiblemente, legumbre seca y déjala en remojo unas 20 horas antes de cocinarla. Con ello, se inicia el proceso de la germinación de la legumbre y disminuyen los antinutrientes. Así, mejora su digestión, aprovechas mejor sus propiedades y reduces la formación de gases.
  2. Añade media cucharadita de bicarbonato de sodio al agua en remojo.
  3. Tira esta agua, enjuaga bien las legumbres y cuécelas en otra distinta a fuego lento, añadiendo algo de kombu (alga japonesa comestible), hinojo o comino. Y aprovecha, haz una gran cantidad y congela lo que te sobre.
  4. Puedes probar también con legumbres ya germinadas.
  5. Empieza por consumir muy poca cantidad y, si ves que lo toleras bien, aumenta poco a poco.
  6. Si usas legumbres ya cocidas (las que vienen en conserva), desecha el agua y enjuágalas con agua fría, bajo el chorro del gripo hasta que deje es salir espuma, ya que es, precisamente esa espuma, uno de esos antinutrientes que no queremos, el llamado saponina.