Las pistas de Marta Hazas para no perderse en Cantabria

La actriz cuenta los lugares que frecuenta y los que hay que visitar en Santander, su ciudad, y más allá. Pasión por su tierra.

Por hola.com

«Santander es mi norte, mi casa». Así habla Marta Hazas de la ciudad que la vio nacer, a la que regresa siempre que puede para reencontrarse con su familia y amigos, pasear por la playa con su perrita, una west highland terrier, o comer rabas y anchoas de Santoña en alguno de sus bares favoritos, a las que, como buena santanderina, nunca dice que no. 

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Para la actriz, su ciudad lo tiene todo: playa, montaña, calidad de vida y la medida perfecta para recorrerla a pie. Por eso, no será difícil encontrarse con ella en el Sardinero durante alguna de sus escapadas desde Madrid, donde vive, o posando en los jardines de Piquío con su madre.  

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La península de la Magdalena es un lugar con un significado muy especial para Marta, ya que en su recuerdo permanecen las tardes de verano que pasaba en la playa, donde su abuelo tenía una caseta y merendaba bocadillos de rabas con arena. Pero, además, porque en su palacio, un regalo de la ciudad a Alfonso XIII, se casó en 2016 con el también actor Javier Veiga y rodó algunas de las escenas de la serie Gran Hotel. Cuando se visita la ciudad hay que pasar unas horas en este entorno porque hay bosques y jardines, áreas deportivas, zonas para hacer pícnic y un parque al aire libre con pingüinos, focas y leones marinos. 

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Para contemplar la puesta de sol, Marta Hazas acude a la cala de Mataleñas, al abrigo de altos acantilados, y ahí al lado, al faro de Cabo Mayor, que vigila la entrada a la bahía de Santander y acoge en su interior un centro de arte. Desde este punto, donde el mar bate con fuerza contra las rocas, la panorámica es magnífica. 

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Dando un tranquilo paseo por la avenida de la Reina Victoria, custodiada por señoriales palacetes y exclusivos hoteles, queda a un lado el Palacio de Festivales, referente cultural de la ciudad. En este mismo edificio estaba la escuela de teatro en la que Marta Hazas empezó en el mundo de la interpretación y con el que fantaseó una y mil veces con bajar, después de una representación, por esa escalinata que da a la bahía. Cuenta con una extensa programación a lo largo del año y en verano acoge el prestigioso Festival Internacional de Música y Danza de Santander. 

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Otro espacio para el arte es el Centro Botín (centrobotin.org), en el mismo Paseo de Pereda, que esta orgullosa santanderina recomienda visitar. El moderno edificio del arquitecto italiano Renzo Piano, con sus pasarelas de vidrio y acero que parece suspendido sobre el mar, no solo da un toque futurista a la fachada marítima de la ciudad, es un referente cultural (¡y gastronómico!) de primera. 

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Allí mismo está el palacete del embarcadero en el que se toman las «pedrereñas» que llevan hasta Somo y El Puntal, una larguísima lengua de arena que queda al otro de la bahía y que la actriz santanderina recomienda para dar un paseo por la playa y comer allí. 

A la hora del tapeo también tiene sus preferencias en la capital cántabra, pero si hay que empezar por algún lugar es por Cañadío, toda una institución gastronómica, con una de las mejores barras de pinchos de la ciudad (con sucursal en Madrid, que también frecuenta). Y continuar por Gele (Eduardo Benot, 4), en el que pide sus rabas de bogavante, que dice están espectaculares. 

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Otros lugares en la que te puedes encontrar con Marta Hazas son la taberna El Cachalote (Daoiz y Velarde, 15), a la hora del aperitivo, y los locales de la calle Tetúan, «donde se come rico». Y para una comida más reposada, La Caseta de Bombas (lacasetadebombas.es), un asador de carnes ecológicas y pescados de la lonja que es, a la vez, un espacio cultural, que ofrece numerosas actividades, y la Bodega del Riojano (bodegadelriojano.com). 

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Numerosos lugares de la ciudad forman parte de los recuerdos de la infancia de Marta Hazas. En la plaza del Ayuntamiento jugaba de niña y de la calle de San Francisco tiene muy presente su ambiente en época navideña. Próximas quedan la calle Alta y Cardenal Cisneros, donde estaban las papelerías que regentaban su madre y su abuela. Y, repartidas por la ciudad, las sucursales de Regma (regma.es), en las que tomar los mejores helados de la ciudad. Aunque si hay un sitio especial desde hace unos años es el barrio de Tetuán, en cuyo Paseo de la Fama tiene una estrella, «el reconocimiento que más me voy a merecer en la vida».

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La ventaja de una ciudad como Santander es que todo está al alcance de la mano, dice Marta Hazas, y eso es un lujo que da calidad de vida. A la hora de las compras se agradece, especialmente. La librería Gil (libreriagil.es) forma parte de sus locales habituales, como también La Folie Santander (lafoliesantander.com), un espacio multimarca con una exclusiva y cuidada selección de ropa, calzado y complementos para mujer de las mejores marcas. Su recomendación es que no hay que marcharse de la ciudad sin llevarse de recuerdo las famosas anchoas y los sobaos cántabros. 

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La protagonista de Pequeñas Coincidencias, en la que comparte pantalla con su marido Javier Veiga, también recomienda otros lugares de su tierra más allá de la capital cántabra. Le gusta ir a la playa de Covachos de Soto de la Marina y perderse por el laberinto de Villapresente (laberintodevillapresente.es), a 30 kilómetros de la capital. Y, por supuesto, hacer una escapada a Santillana del Mar y al valle de Liébana, para visitar el bonito pueblo de Potes y ascender en el teleférico de Fuente Dé.